

Appearances
Episode 3 | 49m 32sVideo has Closed Captions
Lucia begins to suspect that Jose's disappearance is more than simple infidelity.
Lucia begins to suspect that Jose's disappearance is more than a simple case of infidelity. Jaun is feeling pressure from Joao to find the missing money and drugs. Jose, bound and gagged, is thrown on Lucia’s doorstep.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

Appearances
Episode 3 | 49m 32sVideo has Closed Captions
Lucia begins to suspect that Jose's disappearance is more than a simple case of infidelity. Jaun is feeling pressure from Joao to find the missing money and drugs. Jose, bound and gagged, is thrown on Lucia’s doorstep.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch The Accident
The Accident is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship[♪ música de suspenso] - [Lucía] !¡Uf!
!¡Ah!
Ay.
- [Manuel] ¿Qué pasa?
- Ay, Manuel.
- ¿Qué pasa?
Tranquila.
- ¿Qué haces tú aquí?
- Mujer, me manda mamá.
Vi la puerta abierta y entré.
¿Qué pasa?
- Oh.
- Ven aquí.
Ven aquí, ven aquí.
Ya está.
♪ Yo que siempre te seguí ♪ ♪ Que te quise bien ♪ ♪ Hoy construye tu vida sin mí ♪ - [Lucía] Sí.
Sí, sí, sí.
De acuerdo.
Muy bien.
Muchas gracias.
- ¿Vienen?
- Sí.
Muchas gracias, hermano.
No sé dónde he dejado mi móvil.
Se me habrá caído abajo.
- Bajo yo.
- [Lucía] No, no te preocupes.
Luego, luego voy a por él.
Lo que sí te pido es que te lleves al niño que no quiero que esté en medio de todo esto cuando tenga que contarle lo que ha pasado.
- Sin problema.
Además, yo, cuanto más lejos de la policía, mejor.
Que no vea que yo, yo.
Oye.
¿Por qué pensabas que era José?
- Pues no sé.
Tuve una pesadilla con él y he soñado que... que veía cómo lo mataban.
- Qué raro.
- Oye, ¿y si...?
No sé, ¿si no ha salido con una mujer?
¿Si de repente le ha... le ha pasado algo, está metido en algún lío raro?
- Pues mira, si es así, antes o después lo sabremos.
- Ya.
Bueno, venga.
Llévate al niño, que no quiero que esté aquí cuando venga Ramón, el inspector.
- ¿Ramón?
Pues qué confianza con la pasma, ¿no?
- Bueno, es amable y se preocupa.
- Bueno, voy a meter estos tuppers en la nevera, que la mamá ha mandado comida pa' un regimiento.
Por cierto, me ha dicho que quiere que te vayas con ellos.
- Vamos.
- [Manuel] No veas la chapa que me ha dado.
- No, no, no.
Es que ni loca, vamos.
Cada vez que veo a papá, me acuerdo por qué era tan difícil vivir con él.
- Bueno, voy a por el niño.
- Vale.
Gracias, hermano.
[♪ música de misterio] - [Ramón] Buenos días.
- Buenos días.
- Hemos venido lo antes posible.
¿Está bien?
- Sí, sí.
Bueno, estaba un poco nerviosa, pero ya estoy más tranquila.
- La que hay liada aquí.
- No habrá tocado nada, ¿verdad?
- No.
No, no, no.
Es que se me había perdido el móvil y he bajado a cogerlo.
- Ya, nos tenía que haber llamado en el momento y no bajar sola.
- Ya, pero no, no lo he pensado, la verdad.
De hecho, creo que he exagerado llamándoles porque a lo mejor es una gamberrada, no sé.
- ¿Una gamberrada?
- Sí.
Bueno, como saben en el pueblo que estoy sola, pues a lo mejor me querían asustar.
No sé.
- Una gamberrada de muy mal gusto.
- Pues sí.
Pero no les quiero hacer perder el tiempo, de verdad.
Si es que a lo mejor estoy muy nerviosa y me he asustado más de la cuenta.
No sé.
- Bueno, ¿prefiere que lo dejemos pasar?
- Yo creo que sí, que va a ser lo mejor.
- Bueno, por lo menos cambie la cerradura.
- Sí.
Muchas gracias.
- [Ramón] Sí.
Nacho, espérame en el coche.
Miente usted fatal.
- ¿Cómo?
- Se nota que no está acostumbrada.
Mire, Lucía, yo creo que usted sabe quién es el que entró.
No lo sabía cuando nos llamó, pero se acaba de dar cuenta.
Incluso a lo mejor cree que es su marido o alguien de parte de su marido.
Pero yo no voy a preguntar.
Solo le voy a pedir una cosa.
Si en algún momento le apetece hablar, venga a verme.
No soy el mejor policía del mundo pero quiero ayudarle.
- Gracias.
[♪ música de suspenso] [motor enciende] Perdonad.
¿Habéis visto por ahí a mi cuñado?
- Pasado mañana estarán en Tirana.
- ¿Qué trae de vuelta?
- Piñas.
- Que paren aquí.
Necesitamos dos días.
- Ya.
Mira, Nico.
Yo creo que ahora no sería el mejor momento.
Quiero decir que... yo creo que habría que hacer algún transporte limpio, y luego ya, cuando se tranquilice la cosa, pues ya... - Mira, yo de eso no entiendo.
Si tienes algún problema, Alfonsiño Ferreira.
- [Lucía] Juan.
- Momento.
Lucía, ¿qué haces aquí?
- ¿Podemos hablar un momento?
- Sí, claro.
¿Qué pasa?
- Me han entrado en casa.
- ¿Qué?
- Por el garaje.
- [Nico] Ve con la señora.
Luego acabamos.
- Pasa.
- Cierra la puerta.
- ¿Qué haces?
- No quiero que nos vea ni que nos escuche nadie.
Hay más de 100 000.
- Coño.
¿De dónde ha salido esto?
- Estaban en el garaje.
Y son auténticos porque he llevado uno de los billetes al banco.
- ¿Y de quién son?
Dices que has visto entrar a alguien.
- Sí.
Entró alguien, salió huyendo y lo dejó todo revuelto.
Imagino que estaba buscando eso.
Juan.
¿Tú sabes si ese dinero es de José?
- ¿De José?
No sé.
No creo.
Pero vaya que si es de él, no tengo ni idea de dónde lo ha sacado.
- ¿Seguro?
- Seguro, Lucía.
[suspiro] - Yo no entiendo nada, de verdad.
Es que no entiendo nada.
Digo yo que si fuera de José, se hubiese ido con otra mujer, se habría llevado el dinero, ¿no?
- No sé.
[niños gritando] - [niño] !¡Yupi!
!¡El tobogán!
!¡Yupi!
- Samuel.
¿Lo conoces?
- [Joao] Es mi sobrino.
Son amigos del colegio.
Soy Joao.
¿Tú eres...?
- Manuel, su tío.
- Yo soy la madre del menino.
- Fue un gusto, pero ya nos íbamos.
- [Joao] Os llevamos a casa.
- No, no hace falta.
Muchas gracias.
- Sí.
Que sé que a tu sobrino no le conviene agitarse.
Os llevamos.
- Vale.
[♪ música de suspenso] - Mira, yo no le quiero dar más vueltas a esto.
Si tú tienes que decirme algo, me lo dice ya.
Y si no tienen nada que decirme, no hay nada que temer, cogemos el dinero y lo llevamos a la policía.
Que yo no quiero problemas.
- Escúchame, escúchame.
- Es que es mucho dinero, Juan.
- Sí, es mucho dinero, pero escúchame.
Ya he dicho que yo no tengo ni idea de dónde salió toda esta pasta.
Pero por ahora, es mejor que no le digamos nada a nadie y menos a la policía.
¿De acuerdo?
- ¿Sí?
¿Y qué hacemos con el dinero?
- Pues lo metemos en la caja fuerte y de momento se queda ahí.
¿Vale?
[teléfono] - Vale.
Mi hermano.
Que está con Samuel y que vaya.
Me tengo que ir, Juan.
¿Lo guardas tú, entonces?
- [Juan] Sí, ¿pasa algo?
- No, que se han encontrado con el sobrino de Joao y que dice que los lleva él a casa.
- ¿Están con Joao?
- Sí.
¿Qué pasa?
- ¿Tu hermano sabe lo del dinero?
- No, mi hermano no sabe nada del dinero.
- Mejor.
Vamos, te acompaño.
- ¿Pero qué pasa, Juan?
¿Por qué no puede saber nada mi hermano del dinero?
- Porque no, Lucía.
Porque no.
Hazme caso.
Cuanta menos gente lo sepa, mejor.
Cuando se aclare todo, ya veremos qué hacemos.
Venga, vamos.
[♪ música de misterio] [Lucía] ¿Samuel?
- [Joao] Está arriba.
Enseñando sus juguetes a mi sobrino.
Tranquila, mi hermana les cuida.
- Hola, Joao.
- Nos hemos encontrado en el parque.
Me han contado que te han atracado esta noche.
- Bueno, no, no me han atracado.
Han entrado en casa.
Pero en realidad no ha sido nada.
- Me alegro.
Pero ten cuidado.
Este es un mundo peligroso y violento.
Sobre todo para una mujer sola con un niño pequeño.
- Estoy bien.
No se preocupe.
- Cuenta conmigo para cualquier cosa.
Un gusto.
Acompáñame.
[discretamente] - ¿Tú qué haces aquí?
- Joao, ella no sabe nada, te lo aseguro.
No tiene ni idea de nuestros negocios ni sabe dónde está José.
De verdad.
- Lo sé.
Esa mulher es un ángel.
Abre.
Méteme en el coche, va. Mira, a mí, si José se está tirando a otra mulher o a una docena me da lo mismo.
Pero que haya desaparecido al tiempo que mi cargamento, eso ya es otra cosa.
- Ya, bueno, pero... a lo mejor una cosa no tiene nada que ver con la otra, ¿no?
Quiero decir que a lo mejor ha sido todo una casualidad.
[risa] - Sí, sí.
Lo malo es que yo no creo en las casualidades.
Anda, ayúdame.
Engancha la silla.
- Voy.
Joao, yo creo que lo mejor es que te olvides de José.
Esto ya es entre nosotros.
Entre tú y yo.
Mira, yo te garantizo los transportes.
Incluso creo que podríamos hacer uno más al mes.
Se me ha ocurrido una ruta que no está tan controlada.
- Ah, pero qué buenas noticias me das.
Ya solo falta que me encuentres la droga o el dinero y te nombro mi capataz.
- ¿Qué dinero?
- La droga ya ha sido vendida por desgraciados como el que viste y a un precio menor que el mío.
O sea que el que me robó ha debido sacar unos 100 000.
Los quiero.
Los quiero.
Y la cabeza del cabrón que se ha creído que puede tomarme el pelo.
Tú dame todo eso y yo me olvido de ese ángel y su bebé.
- Nos vamos.
- [Joao] Sí, nos vamos.
Sí, sí, cierra.
Cierra y sube, que vienes conmigo.
[♪ música ominosa] - La madre que lo parió, qué mal fario me da ese tío.
- Ya, bueno, a mí tampoco me gusta, pero es uno de los mejores clientes de la empresa.
- Y lo de la parálisis, ¿eh?
A mí me da que todo el rato se va a levantar y nos va a dar un susto de cojones.
- No digas tonterías, Manuel, por Dios.
Por lo visto, estuvo en la guerra de Angola y le dieron una paliza, le partieron la espalda.
Me dijo una madre en el cole.
- Pues seguro que se lo merecía.
No sé, a mí no me gusta que husmee tanto por aquí.
¿Por qué no te vas a casa de papá y mamá?
¿Sí?
Piensa... piensa en el niño.
- Una cosa, Manuel, em... Esta mañana, ¿cómo puede ser que no vieran nada?
Si has llegado aquí casi al mismo tiempo que quien estaba en el garaje.
- ¿Qué pasa?
¿Que ahora también desconfías de mí?
- No, no es eso, pero como eras tan amigo de José, a lo mejor hay algo que no me estás contando.
- Y tú su mujer.
A ver si la que tiene algo que ocultar eres tú, guapa.
- Perdóname.
Ya no sé ni qué pensar.
Tengo la cabeza... - Pues a la cama, ¿eh?
A descansar.
- A lo mejor me voy unos días a casa de los papás.
No sé.
[♪ música suave] - [Joao] Ahí dentro está tu amigo.
Ya que quieres colaborar, habla con él.
Un nombre y todo resuelto.
Fácil, ¿no?
- ¿Chupito?
Chupito.
Chupito.
Joder.
[♪ música de suspenso] [respingo] [tintineo metálico] [♪ música tensa] [golpes a la puerta] !¡Abrid!
[golpes a la puerta] [respiración agitada] - [Joao] ¿Pero qué te pasa?
- ¿Cómo que qué me pasa?
Ese chico... - Toni.
¿Te ha dicho algo?
- Está muerto.
- ¿Muerto?
¿Quieres decir que le has matado?
Pero hombre.
Nico, ¿estaba muerto hace un momento?
- No.
- [Joao] Ay, Juan.
Juan, Juan.
¿Pero en qué lío nos has metido?
Si yo solo te pedí que hablases con él.
- No.
[♪ música ominosa] - Pero no te preocupes, que vamos a arreglarlo.
Bueno, si tú quieres que lo arreglemos, claro.
Escúchame.
Tú has venido aquí a pedirnos ayuda.
Has venido con ese hombre al que la policía ya debe estar buscando.
Nico te ha visto llegar y algunos de mis hombres también.
Así que... ¿quieres que lo arreglemos para ti, Juan?
Pues eso está hecho, hombre.
Vamos dentro a tomar una copa, que Nico tiene que trabajar.
Ven, ven.
Empuja mi silla.
Tú que eres fuerte.
Fíjate lo que es la vida.
Hace un rato, en la camioneta, me decías que querías hacerme un favor, ¿no?
Y ahora resulta que el que va a hacer algo por ti soy yo.
¿No es curioso?
[derrapes] [♪ música de suspenso] [claxon] [derrape] [quejidos] [respiración agitada] - José, José.
José, cariño.
José.
!¡Ayuda!
Ayuda, por favor.
- !¡Lucía!
- !¡José!
- Desátamelo.
Ya está, cariño.
¿Estás bien?
- Sí, sí.
- [Lucía] Sí.
- No puedo.
- Déjame, déjame, déjame.
Vamos, de pie.
Arriba.
Bien.
Vale, vale, vale.
- ¿Estás herido?
¿Tienes algo?
- No.
- ¿No, seguro?
Mi amor.
Mi amor.
!¡Qué alegría y qué susto, coño!
- [Isabel] ¿Vamos al hospital?
¿Vamos al hospital?
- [José] No, estoy bien.
- Que te vea un médico.
¿Llamamos a la policía?
- No, no, no.
No llamamos a nadie.
Gracias, Isabel.
Vamos a casa.
De verdad.
Gracias.
- Cualquier cosa, estamos aquí, ¿eh?
- [Julián] Sí, vamos.
Vamos, vamos a la casa.
[♪ música tensa] - Hostia.
- [Lucía] Deja que te vea, mi amor.
Déjame.
- ¿Samuel está bien?
- Sí.
Pero voy, voy a por un ibuprofeno.
- No, no, no, no.
Quédate aquí.
- ¿Qué ha pasado, José?
¿Qué ha pasado?
¿Quién te ha hecho esto?
- Espera, es que no sé por dónde empezar.
- ¿Por qué no... por qué no cogiste el avión?
- No.
Cuando iba a los mostradores me detuvo una persona.
Me dijo que tenía un mensaje para mí.
- ¿Mensaje de qué?
- Hay una cosa que no te he contado.
- ¿Qué?
- Que como soy gilipollas... me metí en un negocio del que no quise contarte nada.
¿Vale?
No salió bien.
Y ahora le debo dinero a una gente muy jodida.
En el mensaje decían que querían hablar conmigo.
- ¿Ese mensaje te, te lo dio una mujer?
- No, me lo dio un hombre.
- Cuando la policía me enseñó las cámaras del aeropuerto estabas hablando con una mujer.
- ¿Cómo era?
- No lo sé.
Dímelo tú, que parecía que la conocías.
- Yo no sé exactamente con quién hablé en el aeropuerto, pero a mí se me acercó un hombre.
Y no le conocía de nada.
Me dejó claro de parte de quién venía y me pidió que le acompañara al parking.
Y no tenía que haberlo hecho, pero como soy gilipollas lo hice.
Bueno, pues nada más entrar, me agarraron por detrás.
Yo no les vi.
Y no sé si me drogaron o me dieron un golpe, pero ahí perdí la conciencia y te juro que cuando me desperté no tengo ni idea dónde estaba.
- ¿O sea que te... que te... que te secuestraron?
¿Pero y dónde has estado todo este tiempo?
- Es que no lo sé.
La habitación era como... no sé, una mierda minúscula.
No se veía nada.
No escuchaba nada.
La sensación era estar aislado del mundo... porque he estado dos días así.
No podía parar de pensar en ti, en el niño, en... en que no sabía si volvería a veros.
- ¿Por qué te han... por qué te han soltado?
Porque... tie-tie-tienes que deberles mucho dinero para que te hayan hecho esto, José.
- Sí, les debo mucho.
La operación de Samuel en Suiza la pagamos con ese dinero.
- ¿Cómo que la operación?
Pero si me dijiste que teníamos dinero... - Ya lo sé.
Llevo dos años poniendo parches.
- ¿Dos años?
- Si.
- No lo puedo creer.
- Cuando pasó lo del niño, los bancos no me daban crédito.
Por eso me metí en esta mierda.
[♪ música triste] - ¿Por qué no me has contado nada?
¿Por qué te comes todo esto tú solo?
- [Samuel] !¡Papá!
- [José] !¡Ay, uy!
¿Pero tú qué haces despierto?
Que es muy tarde.
- [Samuel] Es que te vi y sabía que eras tú.
!¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía, lo sabía!
- [José] Claro que soy yo.
Te he echado de menos.
- Vaya reaparición, Julián.
Pobre José.
Qué horror.
Me ha entrado hasta un poquito de ansiedad.
¿Qué le estará contando?
- Pues no lo sé, pero seguro que mañana te enteras.
Oye, ¿si nos vamos a la cama?
- No, a la cama no.
Yo a la cama no.
Yo a la cama ahora mismo no puedo irme porque yo ahora mismo no, no, no me puedo dormir.
Y no me dejes sola, que acabo con la nevera.
- Bueno, a ver.
Venga, dame un poco.
- ¿Tú crees que se lo estará confesando todo?
Porque estos no van a dormir en toda la noche.
Ya, ya lo veo.
Es que... es que uno no, no termina lanzado desde un coche si lo que ha hecho no es muy gordo.
Ahora también te digo que lo de que él se ha ido con otra mujer a mí ahora no me encaja.
- Pues no, a no ser que sea ella la que le ha tirado desde el coche.
- Ah, sí, claro, va a ser eso.
Sí.
¿Tú crees que todo este lío es por algo del trabajo?
Teníamos que haber llamado a la policía, Julián.
Teníamos que haber llamado a la policía.
Quiera José o no, por ella.
Porque los que le han hecho eso seguro que son peligrosos.
¿Llamo?
- No.
Isa, no llamamos a nadie.
Que a saber el zipizape que se trae José entre manos.
Yo no quiero ni pensarlo.
Y por si acaso, tú y yo, al margen.
Lo de "al margen" lo entiendes.
- No, al margen no.
Al margen no.
Yo no, yo no puedo quedarme al margen.
Que ella es mi amiga.
Y lo de la policía... - En este pueblo no hay secretos, Isa.
Se enterará la policía sin que tú lo llames.
Vamos a dormir, mi vida.
- No.
!¡No voy a dormir!
Qué manía con dormir ni dormir.
Yo no puedo dormir ahora, Julián.
- [Rosario] Has vuelto.
Mi niño.
Estás aquí.
- [José] Ay, mamá, no llores.
No llores.
- [Rosario] Siento alegría, hijo.
Siento alegría.
- Hermano.
- [Rosario] Déjame verte.
Déjame verte.
Ay, Dios.
¿Qué tienes en la cara?
- Es un raspón.
- ¿Te ha visto un médico?
- Qué va, mamá, si no es nada.
Además, ya le he contado a Samuel el golpe más tonto que me di.
- [Samuel] De una bici.
- Un porrazo.
- Claro, hijo, claro.
Si es que tienes que contárnoslo todo, hijo.
Tienes que contárnoslo todo.
- [Lucía] Sí, pero eso va a ser mañana, porque Samuel se tiene que ir a la cama.
- ¿Verdad, mi amor?
- [Samuel] !¡No, yo me quedo aquí!
[risas] - A ver, koala, ven aquí.
¿Sabes por qué te tienes que ir a descansar mucho?
Mírame.
Porque a lo mejor mañana celebramos tu cumpleaños.
- Pero si ya ha pasado.
- Bueno, pero yo no estaba.
Mañana es un cumpleaños con papá.
¿O no quieres?
- Qué buena idea.
Así celebramos juntos el cumple de Samuel y que tú has vuelto.
- [Samuel] ¿Cuándo?
- [José] Eh, pues mañana.
Bueno, lo que diga mamá.
- [Lucía] Bueno, no sé.
- !¡Vale!
[risas] - Venga, arriba.
- José.
- ¿Lo ves?
Yo sabía que volvería.
Te dije que mi hijo es un hombre de una pieza y que nunca va a abandonar a su familia.
¿Te ayudo con el niño, hijo?
- [José] Sí, sube.
- Ay, Dios mío.
- ¿Qué ha pasado?
- ¿Qué ha pasado?
Que lo han secuestrado, Juan.
Que le, que le... que lo han, lo han tirado de un coche.
- ¿Qué lo han secuestrado y lo han tirado...?
¿Has llamado a la policía?
- No quiere.
Dice que tiene un problema de deuda.
¿Eso puede ser?
- ¿De qué, deuda?
- Sí.
- No lo sé.
- Bueno, ¿cómo... cómo que no sabes, Juan?
- Lucía, como todas las empresas, siempre estamos con líos de cobros y pagos pa'rriba y pa'bajo pero... ¿Por qué me preguntas, Lucía?
¿Qué pasa?
¿Que no le crees?
- No es eso.
En parte, pero...
Le noto distinto.
- Bueno, mujer, "distinto".
Tal vez está en shock.
Es normal, ¿no?
- Se guarda cosas.
Lo conozco, Juan.
[♪ música triste] - Ya hablaré yo con él.
Descubriremos qué ha pasado.
- Vale.
Y ahora, si te llevas a tu madre, te voy a estar eternamente agradecida.
- Muy bien, eso ya... Haré lo que pueda.
[timbre] - No.
- ¿Todo bien?
Cielo.
[suspiro] Cualquier cosa que necesites, estoy aquí, ¿eh?
Pero aquí mismo.
Mira.
Que la tenía por casa y digo: "Igual le viene bien".
- Gracias.
- Aquí estoy, a cualquier hora, ¿eh?
- Ya lo sé.
- Cielo.
Ánimo.
- Gracias.
[motor de exprimidora] - Te quiero.
- Hay que llamar a la policía.
- No... - Sin falta.
Sí.
- A la policía no vamos.
No podemos.
- ¿Por qué no podemos?
- Pues porque esta gente se enteraría.
Que son peligrosos, ¿eh?
Que saben dónde vivimos.
- Pues, con más razón, José.
- ¿Sabes cómo se arregla esto?
Cumpliendo mi palabra y pagándoles.
Ya está.
- ¿Ah, sí?
¿Y cómo les vas a pagar?
¿De dónde vas a sacar el dinero?
- Cariño, si no te lo cuento todo, es para protegerte.
¿Sabes lo que quiere decir eso?
Tienes que confiar en mí.
En cuanto esto acabe, te lo cuento todo.
Te lo juro.
- Vale.
[♪ música triste] - Me voy corriendo.
[♪ música de suspenso] - ¿Estás buscando un sobre con dinero?
- Sí.
- No te preocupes, lo tiene Juan en la caja fuerte de la empresa.
[suspiro] - Joder, qué susto me has dado.
- [Lucía] ¿De dónde has sacado el dinero?
Porque digo yo que si te hubiese tocado la lotería, me lo hubieses dicho, ¿no?
- ¿Tú qué crees?
- No sé.
- Que es parte del dinero que tengo que pagarle a esta gente.
Se los tengo que dar enseguida.
- ¿Por qué no me lo contaste anoche?
- ¿Y tú por qué no me dijiste que lo habías encontrado?
[timbre] - Buenos días, Lucía.
Disculpe que vengamos tan temprano.
- Buenos días.
¿Se ha enterado?
- ¿Entonces es cierto?
- Sí, es cierto.
Llegó anoche.
- Buenos días.
- Buenos días.
- Buenos días.
- Nacho, ¿qué tal?
- [Nacho] ¿Qué tal?
- Él es Ramón Sánchez, el inspector que nos ha ayudado a buscarte.
Y él es José, mi marido.
- Lo primero es pedirles disculpas por todas las molestias que les he ocasionado.
Lucía me ha contado que primero creyeron que había muerto y luego descubrieron que no estaba en el avión, ¿no?
Que me han buscado por todos lados, vaya.
Y que lo siento, de verdad.
- Por nosotros no se preocupe, es nuestro trabajo.
De todos modos, ya que hemos venido, ¿le importaría contarnos qué le ha pasado?
- [José] No, por supuesto.
Si es que es muy sencillo.
Fue un tema de trabajo.
Hubo un cambio de planes en el último momento y decidieron que la reunión no era en Cracovia, sino en otro lado.
Y ya está.
Yo estaba en la puerta de embarque del avión que cayó cuando me llamaron.
- Menuda suerte.
- [José] Sí.
- Oye.
¿Por qué no telefoneaste?
- Sí.
Mis clientes son polacos, ¿vale?
Ganaderos.
No sé si lo saben, inspector, pero tengo una empresa de camiones.
- Sí.
Sí, lo sé.
- [José] Estamos especializados en el transporte de animales.
Bueno, pues para la reunión me llevan a una finca encima de una montaña, al lado de un pueblo que se llama "Bescasi"... "Becansi".
Es que no... ¿A ustedes les suena "Bescansi"?
- Pues no.
¿A ti?
- Ni a usted ni a nadie.
Bueno, pues llegamos allí, saco el teléfono, no hay cobertura.
No hay Wi-Fi.
Les pedimos que si tienen tele.
No tienen ni radio.
Que tardé 48 horas en enterarme del accidente.
Es que parece mentira, pero es exactamente eso es lo que...
Se puede imaginar lo mal que lo han pasado Lucía y el niño.
- Pues sí.
Lo han pasado muy mal.
- ¿Y qué te ha pasado en la cara?
- No, esto es de antes.
- Bueno, pues entonces nosotros nos vamos, si está todo solucionado.
De todas formas, si tiene un rato, me gustaría que se pasara por comisaría para charlar más tranquilamente.
- Creo que no va a poder ser.
¿Es imprescindible?
- No.
- Bueno, genial.
Está todo solucionado.
Por nosotros, perfecto.
De todos modos, si quieren aclarar algo más, ya saben dónde estamos.
- Muy bien.
- [Ramón] Buenos días.
- Gracias.
- Buenos días.
- [Lucía] Gracias.
[♪ música de suspenso] - ¿Se ha creído esa historia?
- ¿Yo?
No se la ha creído ni él.
La cosa es si se la ha inventado para nosotros o para ella.
Si ha sido para ella, allá películas.
En intimidades de familia la poli no se mete.
- Qué cabrón.
Yo nunca engañaría a una mujer como esa.
[risa] - Veo que optas por la segunda opción.
- ¿Yo?
- ¿No?
- Qué va. Pero sería fácil comprobar que su historia es falsa.
Ver por dónde sale.
- Todavía no.
No quiero que se dé cuenta que estamos investigando su empresa.
[arranque de auto] [♪ música de suspenso] [resoplido] - Gracias.
- Esto no puede seguir así, José.
Sabes que no soporto mentir ni que me mientan.
- ¿Te crees que a mí me gusta mentir?
Estamos a punto de acabar con esto.
Estoy aquí y lo voy a solucionar, ¿de acuerdo?
- ¿Sí?
Pues que sea verdad.
- Mucho senderismo de eso de los tuyos.
Ahí, ahí, pum.
[risas] - [trabajador] ¿Qué pasa, bobo?
- [José] Nada.
De vuelta.
Aquí, de vuelta, tío.
[conversación indistinta] [risas] - [José] Que te doy yo a ti.
- [trabajador] El peleón.
- [José] Hola, tío.
¿Cómo estás?
[riendo] Joder, cómo echaba de menos esto.
¿Tú te crees?
¿Echas de menos el curro?
¿Dónde está Sonia?
- A Sonia le he dicho que se, que se fuera a tomar un café al bar.
Así podemos hablar tú y yo.
- Muy bien.
- Y me explicas qué es eso de las deudas que le has dicho a Lucía.
[teléfono] - Ah, las deudas.
Mira, muy pronto te lo contaré todo, hermano.
Te lo juro.
Pero ahora mismo no puedo.
Es que no puedo.
Necesito el dinero que te dio Lucía.
Está en la caja, ¿no?
- Esto es increíble, vamos.
[pitidos de caja fuerte] - ¿Qué le pasa a esto?
[pitidos de caja fuerte] ¿Tú has cambiado la clave?
- ¿Si la he cambiado?
Sí.
- ¿Por qué?
- Porque esa pasta no es tuya y no va a salir de ahí.
- Dame la clave, anda.
- Mira, José, mientras tú estabas secuestrado o lo que sea que hayas estado haciendo, que casi que prefiero no saberlo, han pasado muchas cosas por aquí y me las he comido yo.
- Ya lo sé.
Dame la clave.
- Cállate y escúchame.
Joao, tu amiguito Joao, está buscando a los que le robaron su transporte, y no pa hablar con ellos precisamente.
- ¿Y esto qué cojones tiene que ver conmigo?
¿A mí que me cuentas?
- Nada.
Seguramente no tiene nada que ver.
Pero vamos, que es una casualidad muy chunga que de repente aparezca una cantidad de dinero tan grande escondida en tu garaje, ¿no crees?
- Que sí, tío... ¿Me das la clave?
- No te la voy a dar, José.
- Hostia, tío.
- No te lo voy a dar, pero no por ti, ¿eh?
Porque sinceramente, ahora mismo me importa una mierda lo que te pase.
Sino por tu familia y por mí.
- !¡Que no me cuentes rollos!
!¡Dame la clave, coño!
- Te has enterado de una mierda, que Joao se ha cargado un chaval.
A Chupito.
- ¿Qué dices?
- [Sonia] Bueno, bueno.
¿Qué está pasando aquí?
- Nada, Sonia, cosas de hermanos.
Ven, dame un abrazo.
Guapa, me alegro mucho de verte.
Adiós.
- ¿Y dónde vas?
- No sé, pregúntale a este.
A partir de ahora, si me pasa algo malo, la culpa es suya.
Mira lo que te digo.
[taladro] - ¿Qué pasa?
- Cuñado.
¿Qué haces aquí?
- Vamos fuera.
- [Manuel] Jefe, dos minutos pa fumar un cigarrillo.
No tenías que haber venido.
- Ya.
- ¿Qué tal en casa con lo del secuestro?
- No sé, más o menos.
Tu hermana es muy lista, tío.
- A ver la jeta.
- Quita, coño.
- Te tenía que haber dado más fuerte.
- ¿O sea que te doy yo a ti?
¿Sabes lo que me duele, cabrón?
Espérate.
Oye.
¿Tú qué sabes de Chupito?
- Nada.
¿Qué voy a saber?
Me dio la pasta y yo la metí en el garaje.
Estamos cagados, pero seguimos según el plan.
¿Tú la tienes?
- No, pero esa es otra historia.
¿Entonces tú crees que está bien?
- No, pues no lo sé.
Su mujer le anda buscando.
Hace un par de días que nadie le ha visto, pero ya sabes cómo es Toni.
¿Qué pasa?
- Es que mi hermano dice que le han matado.
- Verdad.
¿Quién iba a hacer eso?
- El portugués.
- Me cago en la puta.
¿Que saben que nosotros le robamos la droga?
- Que no, que no, que no saben nada.
A ver, si no han venido por ti es que no saben nada.
Eso es así.
- Toni no lo haría.
Somos hermanos de sangre.
- Claro.
- Tío, ¿qué hacemos?
- No hacemos nada.
Nosotros no hacemos nada.
Tú déjalo a mí.
Yo voy a investigar si esto es verdad, que no me lo creo.
Este está perdido por ahí.
Oye, mañana celebramos el cumple del peque.
Díselo a tus padres.
- No sé yo cuando mi papá te vea, ¿eh?
- Ah, a tu padre le va a encantar.
Venga, díselo.
Que quiero que estemos todos y que el peque tenga un cumple de la hostia.
- Tú lo quieres todo, cuñado.
La familia, la pasta, el tintón y el Cola-Cao y todo revuelto.
- Escucha, es que la vida es esto, Manuel.
O la coges o se te escapa al vuelo.
¿O no?
- ¿Yo qué sé, tío?
Yo solo soy un currito.
- [Teresa] A ver, deja eso por ahí.
- Sí.
- Uy, eso ha sonado a roto.
Déjame ver.
- ¿Los huevos?
- Ah, pues no.
Ah, uno.
Solo se ha roto uno.
- Pues mira qué felicidad.
- Lucía, ¿qué te pasa?
Piensa que por lo menos... por lo menos ha vuelto a casa.
- Sí.
Me lo han dejado... me lo han dejado tirado en la puerta.
- No te crees nada de nada, ¿no?
- No, no es que no me crea nada de nada.
Me creo... me creo lo de las deudas, me creo que no cogió el avión.
- No, lo del avión, seguro.
- Pero lo que no me creo es que no, no estuviera con una mujer.
- ¿Tú crees que ella...?
- Es que la he visto yo.
Que la he visto en el vídeo.
- ¿Pero tú crees que es ella la que le ha dado de bofetadas y le ha tenido maniatado en un coche?
- Toma, esto es tuyo.
- Vaya historia de amor, ¿no?
- Mira, no lo sé.
¿Pero y si... y si es ella la que... la que está metida en el lío o le ha pedido el dinero a ella?
- Y si, y si, y si no te crees nada de lo que él te dice, ¿por qué no se lo has dicho?
¿Por qué has mentido tú a la policía?
- No lo sé.
- Pues yo sí.
- ¿Ah, sí?
¿Tú lo sabes?
Pues mira, qué lista.
Venga, cuéntamelo y deja de comerte las galletas.
- Porque le quieres.
Porque le quieres, Lucía.
Le quieres desde que tenías 20 años.
Es normal que le quieras dar una oportunidad.
Tienes un hijo que le adora y te lo has pasado genial con él.
A veces mal, no te digo que no.
A veces mal, no.
A veces fatal.
Pero le quieres.
Es que es muy guapo tu marido.
Es muy gracioso porque José es muy gracioso.
Y según tú me cuentas, es muy buen amante.
¿O no?
- Sí, sí.
Solo que no es mi amante, que es mi marido.
- Ya.
- Pero le quiero, sí.
Una putada, pero le quiero.
[♪ música de suspenso] - [María] ¿Cuándo pensabas llamarme, asqueroso?
- No he podido escaparme antes.
- Estaba muy, muy preocupada.
Muy preocupada.
Te he echado de menos.
- Y yo.
[♪ música de suspenso] - Espera, espera, espera, espera.
Espera.
- ¿Qué?
¿Dónde vas?
- Vale.
Esto es para que me llames a mí y solo a mí, ¿vale?
- Te he hecho una perdida con el número que yo voy a usar.
- Vale.
Muy bonito.
- ¿Has traído el dinero?
Los turcos ya nos han dado una cifra.
Tenemos la mercancía.
- A ver, sobre nuestra droga.
- ¿Sobre nuestra droga?
Dirás la droga que le robamos a mi marido, ¿no?
- Me han contado que el tío que la ha vendido está muerto.
Y quien le ha matado es Joao.
- ¿Joao?
- Bueno.
Necesito que lo averigües.
- No, porque mi marido trafica pero no es un asesino.
- Bueno, mejor para nosotros, pero averígualo.
No vaya a ser que le coja el gusto y luego venga a por nosotros.
- José, que no tiene gracia esto.
- Es que te lo estoy contando en serio, María.
- Vamos a ver.
Aquí los únicos peligrosos que hay son los turcos.
Si no cumplimos con ellos, estamos jodidos, José.
- Yo solo quiero saber dónde me estoy metiendo.
- ¿Cómo que "dónde me estoy metiendo"?
Tú estás metido hasta el cuello.
Hemos robado a mi marido, hemos convencido a una mafia de que le vamos a vender su droga en mejores condiciones y hay que cumplir, ¿eh?
- Tranquila.
- ¿Cuánto te paga mi marido por un transporte?
¿30 000 euros?
¿Tú sabes lo que vas a sacar a partir de ahora?
100 000 euros.
Eso te lo he conseguido yo.
- Que ya lo sé.
- Entonces no me vengas con que te da miedo mi marido, ¿eh?
- No me da miedo tu marido.
No te preocupes, conseguiré el dinero.
Te lo prometo.
- Más te vale.
- Te juro que lo haré.
No te enfades.
- Me enfadas.
- No te enfades.
[risas] [♪ música tensa] - [Joao] !¡Corre, Putin!
Que es María.
!¡Hola!
- [María] Putin.
!¡Hola!
Hola, mi amor.
[silbido] Hola, querido.
¿Qué tal?
¿Qué tal estás?
- ¿Qué tal el gimnasio?
¿Estás cansada?
- Bien.
No.
Voy a darme una duchita.
- No.
Acompáñame a dar una vuelta, que tengo un siglo que no te veo.
- Putin.
Ven aquí.
Ven aquí, enano.
Pues mira, hoy al final me he ido a correr porque está lleno de gente y yo paso de meterme en esa... [ladridos] !¡Putin, no!
Ahí no.
!¡Putin!
- No importa, no importa.
Déjalo.
- No.
A ver si se ha hecho daño.
[ladridos] [María silba] [gruñidos y ladridos] Bueno, ahora le ha dado por ti, Nico.
¿Qué has estado tocando que le encanta?
- [Joao] María.
Sal y llévate al perro.
- [María] Vamos.
- [Lula] Yo le saco.
- Putin.
- [Lula] Os dois fuera.
Vamos - Os dois.
Yo saldré si me da la gana.
- Por favor, amor.
Tenemos trabajo aquí.
- Adiós.
- [Nico] Lo he sacado para descongelarlo y debe de haberlo olido.
- ¿Dónde está?
Abre, a ver.
Joder.
No podemos tenerlo aquí más tiempo.
Un poco más y lo ve mi mulher, caralho.
- Yo pensaba enterrarlo o tirarlo en el pantano, señor Ferreira.
- No.
Si lo encuentra, la policía no parará.
Hay que hacer desaparecer el cuerpo.
- Este desgraciado nos va a complicar la vida.
Y encima para nada.
- Para nada no.
El que le ha ayudado estará muito temeroso.
Se siente asustado y mete la pata.
- No.
Sigue sin gustarme.
La sangre llama a la sangre.
Lo hemos vivido otras veces.
Y los negocios necesitan tranquilidad.
Paso.
Deshaceros de él.
- Esta noche.
Deixe-os afuera.
Cerraremos bien.
[♪ música de suspenso] Joao, ¿sabes que ha vuelto José Espada?
No se habla de otra cosa en todo el pueblo.
- Vaya, vaya, qué sorpresa.
[♪ música de suspenso]
Support for PBS provided by: